Exploradora de mi propio cuento

Cuando somos pequeños el mundo se nos queda grande pero por poco tiempo, ya que poco a poco nos vamos haciendo a sus dimensiones, vamos cogiendo carrerilla y pasamos de vernos pequeños a creernos los dueños. De pequeña me preguntaba ¿por qué existía la pobreza si el dinero lo había hecho el hombre? o ¿por qué no se podían hacer más billetes para esas personas que no tenían que comer?, que más les da a los hombres de las fábricas de dinero hacer más dinero para que todo el mundo pudiera tener, al menos, lo necesario? El tiempo me fue dando respuestas que en el fondo quedaron sin responder, el tiempo mientras iba creciendo me fue mostrando que las cosas tienen un valor y que no todo se compra con dinero.  Todavía sigo pensando por qué el dinero no tiene el mismo valor para las personas, ya que mientras unos sueñan con comprar y comprar, otros sueñas con comer ese día, o al menos con dar de comer a su familia. Lo que entendí fue que cuando las cosas se usan mal, cuando se usan ...

El día de reyes, los regalos, la cabalgata, los caramelos por el suelo, las luces, los pasacalles, los pequeños a hombros de sus padres para llegar alto y ver mejor, ver como llegan desde Oriente un año más. El día de reyes es un espectáculo que nunca deja de sorprendernos. De pequeños la ilusión era tan grande que apenas nos dejaba dormir esa noche, cada regalo, pequeño o grande era especial porque nos lo habían traído los reyes, y estuviera o no en nuestra carta seguro que era el mejor. Días especiales en los que nadie se queda sin regalo.

Y quien nos iba a decir que esto de cerrar capitulo iba a ser tan rápido. El 2014 ha sido un año grande, pero no me atrevo a decir que el mejor, porque aún quedan muchas cosas buenas por venir. Pero si cabría decir que ha sido un año diferente, donde cada uno es diferente a la persona que fue el año anterior. A pesar de seguir siendo las misma personas somos diferentes, porque todo, alegrías, tristezas, fracasos, éxitos, trabajos, reencuentros… todo va dejando huella. Se iban acabando las horas del 2014 y no podía dejar de pensar en cual sería el lema, la frase, con la cual inaugurar el 2015, cada año es diferente, impredecible, pero siempre es bueno ir preparado con una buena actitud. La verdad que no ha sido fácil, pero al final, un hecho que me ocurrió no hace mucho fue el que me ayudo a ver el nuevo año con nuevos ojos.