Cambiando de escenarios.
No fue por casualidad. Sí, es ella, es mi amiga la protagonista de una historia que aunque se diga pronto, ya hace tres años que la empezamos. Madrid fue nuestro primer escenario y cada una de sus calles las distintas escenas.
Las tardes para nosotras eran autenticas válvulas de escape, donde las risas eran el ingrediente principal y necesario. Ahora me sorprende saber que todavía no he conseguido definir la amistad, no porque no la halla descubierto si no porque me parece tan grande y tanto lo que ocupa el término amistad que todo sería poco para resumir lo vivido y lo que he ido descubriendo en este tiempo.
En esta amistad, no solo ha habido sonrisas y las risas escandalosas, también le hemos dejado hueco a algún que otro sinsabor y a alguna de esas palabras amargas que han hecho que más de una vez nos quedemos dando vueltas y en definitiva, cabreadas con nosotras mismas por pensar que estamos creando una especie de muro que nos esta separando o que está haciendo que las cosas no sean como antes, y al contrario, ahora con una sonrisa en la cara puedo decir cuantas veces esas pequeñas peleas han acabado uniendonos más.
En la amistad no se espera más, ni menos de la persona, porque se la quiere como es. Y todo es poco para agradecerle lo que nos aporta con su compañía.
Pero como siempre, todo tiene que terminar, y entonces llegó la última tarde en el Vips, la última tarde en Vallecas, en las colinas...simplemente teniamos que cambiar de escenario.
Ahora teniamos el mundo entero para volver a vernos.
A veces la amistad está cuajada de todas esas pequeñas cosas que defines perfectamente , lo que no debe es volvernos tristes esa separación porque en realidad siempre las tendremos en nuestra mente y en nuestro corazón.
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