En la cima, todo es diferente
Esta vez, conseguimos llegar a la cima. Era una cima no muy elevada en comparación los grandes picos que le rodeaban, pero sí con intensas subidas.
Desde abajo, mirar hacia arriba y querer conquistar la cima era todo un reto.
Teníamos todo, equipo preparado, un ruta a seguir y lo principal ganas de querer llegar a lo más alto.
El día amaneció nublado, pero como dice un refrán, mañanita de niebla tarde de paseo, por lo cual no perdimos la esperanza de que el sol nos iba a ser de guía en nuestra ruta, y así fue, durante la subida, junto a una brisa refrescante, el sol fue nuestro compañero de camino.
Habíamos pasado lo más intenso de la ruta, cuando nos topamos de frente con la montaña, cuya cima queríamos alcanzar. Solo mirar hacía arriba te hacía pensar que, tal vez, la idea de llegar a lo alto iba a ser arriesgado y peligroso, y que a lo mejor no merecía la pena subir.
Paramos a descansar, solo mirar el paisaje ya te llenaba de ganas de querer seguir aun más lejos, por lo que desechamos nuestros miedos y paso a paso, poco a poco, fuimos escalando, hasta llegar a la cima.
Es difícil explicar lo que se siente cuando consigues algo que te propones, cuando consigues algo que te a supuesto esfuerzo, mucho esfuerzo.
Allí en la cima todo es distinto, las grandes cosas que me rodeaban y asfixiaban se han convertido en diminutos puntos que allí en la lejanía parecen perder importancia, y sí, parece que tras la subida a vuelto a correr una brisa fina que me deja respirar pausadamente.
El paisaje, el olor a aire fresco, el silencio y la grandeza de todo lo que nos rodeaba, hizo que una vez más me diera cuenta de la pequeñez humana.
Decido sentarme en una piedra, contemplo, cierro los ojos, oigo el viento y vacío la mente por un momento.
Valientemente miro hacia atrás para hacer balance de los buenos y no tan buenos tramos de esta gran subida.
Me río al ver que a pesar de haber llegado todos a la cima, cada uno ha llevado su ritmo y cada uno a llegado y contemplado el paisaje de una manera diferente.
Solo la constancia y el esfuerzo hacen que consigamos los grandes triunfos |
Me pregunto que hubiera pasado si debido al cansancio, no hubiéramos decidido subir. Aparentemente no hubiera pasado nada, además, allí arriba no había nadie para aplaudirte ni darte la enhorabuena.
Eso me hizo trasladar mi pequeña excursión de un día de verano a mi día a día. Ya que muchas veces somos protagonistas de muchos triunfos y derrotas en los cuales nosotros somos nuestros únicos consejeros.
Como dice un escritor; la derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. En cambio la victoria tiene algo negativo, jamas es definitiva.
¿Por eso porque regodearse con nuestros triunfos si podemos utilizarlos de trampolín para llegar más lejos?
o ¿Por qué anclarse en las derrotas cuando son oportunidades que nos da la vida?
En la cima todo es diferente. |
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario