Dar las gracias y dejarse sorprender.
Lo miró, y aunque no era para él, tenía ilusión por ver lo que era.
Las ocasiones especiales, las celebraciones, siempre se brindan al hecho de hacer regalos.
La mirada de su madre fue la que sentenció la última
decisión. El niño cogió el regalo y aunque no era para él, tenía ilusión por
ver lo que era.
Cogió el regalo y fue corriendo a la vera de su madre. Allí
junto a ella, sentados los dos en el sillón, mientras balanceaba sus piernas en
el aire, iba rompiendo el papel que envolvía el regalo.
En ningún momento hubo palabras, pero la ilusión de ese
niño permitía descifrar el diálogo que toda la escena traía implícita.
Era para ella. Los ojos del pequeño llenos de ilusión se
clavaron en el rostro de su madre a la vez que le entregaba el regalo. Ella le sonrió, y dio las gracias a otra persona que ocupaba la habitación.
Soltó el regalo y abrazó a su hijo.
El verdadero regalo para esa madre fue el rostro de su
hijo lleno de ilusión, la energía con la que abrió el regalo, la mirada a la
espera de su mirada.
Entonces fue ese día cuando entendí que ese papel no era
un simple papel, sino que estaba impregnado de ilusión.
Los regalos nunca pagan el valor de la persona,
simplemente son hechos significativos, que demuestran la gratitud que hay entre unas y otras.
Pero, ¿por qué quedamos insatisfechos con los regalos?
El error está en querer quedar complacido con los regalos,
por eso quedamos insatisfechos.
Hemos perdido una cualidad que creía innata en la persona,
la de ser agradecido, la de dar las gracias. Pensé que era innata porque todos
algunas vez hemos dado las gracias. A todos nos enseñan a dar las gracias, a ser agradecido, no solo por educación, sino porque forma parte de la vida.
Y ,¿ lo hacemos por educación o lo hacemos de corazón?
Respuestas que solo uno sabe.
A menudo nos rodeamos de regalos, los cuales no nos
complacen. Buscamos colmar nuestras ansias de ser complacidos en sitios
equivocados, nos hacemos gigantes, olvidando que no es más grande el que más
tiene, sino el que más da.
Creemos que las palabras son insignificantes, sin embargo
hay una palabra de gran valor que estamos olvidando, GRACIAS.
Cuando somos pequeños, todo a nuestro alrededor nos parece
grande, todo a nuestro alrededor es un mundo por descubrir, por lo cual nos es
fácil derrochar ilusión en cada cosa que descubrimos.
Sin embargo crecemos y parece que vamos perdiendo esa
ilusión por el camino, nos vamos creyendo señores de nuestro pequeño mundo.
La ilusión de regalar desaparece cuando se convierte en un
deber, cuando se transforma en un cumplimiento, que acaba convirtiéndose en una
especie de barrera que impide que pongamos un motivo a ese regalo.
Todos tenemos ilusiones, todos somos ilusionistas, ¿porque nos olvidamos de esto?
Tal vez estemos dejando por el camino la ilusión de esperar
que nos regalen no porque deben hacerlo, sino porque detrás de cada regalo,
caro o barato, grande o pequeño hay una muestra de gratitud, de cariño, a la
cual debemos de responder con un simple palabra, gracias, de corazón.
¡GRACIAS!
Gracias ester no dejes de escribir nunca
ResponderEliminarGracias a ti y a todos lo que hacen que este pequeño rincón parezca un poco más grande!
Eliminarque mujer!!! *-*
ResponderEliminaryo te lo digo en italiano: GRAZIE :p