La mariposa y el reto de volar.

Como cada mañana salió a regar su jardín.
Esta vez, el rocío cubría todas las hojas y los rayos de sol traspasaban las pequeñas gotas de agua que iban formando miles de arco iris. Tras observar todo el jardín con detenimiento, fijo su mirada en una planta la cual tenía entre sus hojas algunos capullos, de los cuales saldrían mariposas. Observó con detenimiento.
Dentro de un capullo se estaba librando una auténtica batalla, una batalla donde una simple mariposa buscaba salir y emprender el vuelo hacia un mundo totalmente desconocido.
Tras la espera impaciente, el jardinero, decidió coger unas tijeras y abrir ese capullo para que la mariposa saliera rápidamente y acabará esa pequeña angustia que el jardinero creía presenciar.

La mariposa salió fácilmente pero su cuerpo estaba atrofiado.
En realidad… nada había ocurrido, pero esa mariposa, no pudo aprender a volar porque no estaba del todo preparada.



Son breves las líneas que os transcribo pero significativas.
Tomar de ejemplo una mariposa, tal vez, nos resulte útil para llegar a la conclusión de que todos alguna vez hemos tenido también que sufrir ese cambio de gusano a mariposa.
La vida nos pone a menudo retos que cada uno tiene que superar. Cada uno tiene sus retos, cada uno tiene su propia realidad, aunque creamos ver la misma realidad.
El creer que la realidad del otro es parecida a la mía no es incorrecto, lo que sería incorrecto sería creer que el camino de la persona que camina a mi lado es idéntico al mío.
¿Por qué?


Sería entrar en un campo totalmente diferente, pero una de la mayores riquezas que tenemos las personas, es que somos ÚNICOS e IRREPETIBLES, por lo cual, aunque sigamos el mismo sendero, cada uno lo recorrerá con unas pisadas diferentes.
Tal vez, nuestro recorrido por ese camino sea aún corto, pero basta con mirar lo recorrido para ver con claridad los retos que hemos conseguido, las oportunidades que no cogimos etc.
 Y ¿que pasa cuando dejamos retos sin conquistar por el camino?

Conquistar retos no es fácil, son muchas las competencias que se ponen en juego cuando nos decidimos a conquistar un reto. Competencias que ni siquiera conocemos, pero que sin las cuales, podremos llegar a la meta, pero no en las mejores condiciones. Por eso, es bueno tener retos, pero también es bueno estar capacitado para conquistarlos.

A todos, me atrevo a decir, nos asusta lo novedoso, lo que supera nuestras capacidades, lo que aún no conocemos. A la mariposa, le pasa igual, ansia salir para volar y llegar lejos, pero antes tiene que capacitarse, fortalecer las alas, ¿Cómo? Mediante una lucha, forzosa, dura, pero no imposible, por salir del capullo.

Nos rodeamos de personas que nos hacen la vida agradable, que buscan nuestro bienestar, que nos miran desde fuera y no ven sufrir, pero no por eso nos quieren menos, si no que saben que detrás de ese esfuerzo, emprenderemos mejor el vuelo.

Corremos el riego de buscar lo fácil, de pedir ayuda y no aprender a aprender de la vida, sin darnos cuenta que la mejor ayuda muchas veces no es pedir ayuda, si no luchar, batallar, salir de ese capullo que nos abrirá nuevos horizontes.


Estos es solo un anticipo para todos aquellos que hemos finalizado una pequeña etapa de nuestra vida y nos disponemos a empezar otra, la de empezar a construir, ¿construir el que? Construir, lo que con nuestro esfuerzo e ilusión queramos construir.

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