¿Compañero de camino? Si, pero para toda la vida. San Valentín, día de los enamorados.
Salía
de trabajar y mientras aflojaba el nudo de su cobarta iba pensando en como
sorprenderla. Se ilusionaba pensando que quedaba un día menos para el gran día.
Este año es diferente, pensó para sí.
Ella
todavía no había llegado a casa. Él mientras terminaba de recoger la cocina
pensaba en como sorprenderla. Sobre la mesa había dos rosas que había comprado,
las miró, apago la televisión, buscó las llaves del coche y fue a esperarla a
la salida del trabajo.
Como
cada mañana estaban desayunando con la radio de fondo. Él mientras removía el
café la miró y sin decirle nada empezó a recordar el día en que se conocieron,
el locutor en la radio anunciaba que era 14 de febrero y ella mientras se
secaba las manos en el delantal, dijo: Rafa como pasa el tiempo!
San Valetín, 14 de febrero, día de los enamorado, llámalo como quieras, pero no hagas de este día un día especial, has que todos tus días sean especiales.
Nos
conmueve ver como el amor deja pozo a lo largo del tiempo, nos maravilla ver
como detrás de las arrugas que se dibujan en la cara de unos ancianos sigue
habiendo una sonrisa que es manifestación del amor, del amor que han logrado
conservar casi como el primer día.
El
amor y el saber amar es uno de los enigmas de nuestra especie, ya que no se
descubre a fuerza de dinero, poder o de exhaustivas investigaciones, sino que
se encuentra en un lugar al que solo se puede acceder con el entendimiento, al
que hay que entrar en silencio o de puntillas.
Pensamos
que el amor tiene fecha de caducidad y por eso dejamos pasar el tiempo sin
cultivar la ilusión del primer día, pensando que ese amor es solo bienestar,
comodidad, placer… cosa que nos lleva a acabar desencantados cuando llegan las
contrariedades o los sufrimientos.
Amar
es mirarse y ver a la persona amada, es reconocerse en el otro, y no solo son frases
hechas o redichas, ha sido nuestro día a día. Cuantas veces de niños y de
mayores hemos ido en busca de una respuesta a nuestro padres y nos han
dicho; díselo a tu padre, o… lo que te
diga tu madre.
En definitiva no es que fuesen respuestas sin importancias, sino que cuando se ama las voluntades se identifican, es decir, lo que quiere el un lo quiere el otro.
En definitiva no es que fuesen respuestas sin importancias, sino que cuando se ama las voluntades se identifican, es decir, lo que quiere el un lo quiere el otro.
Compañeros
de camino, un camino que tiene subidas, bajadas, alguna que otra piedra, cuestas
empinadas, días nublados, noches oscuras… pero no por eso es un camino difícil
de recorrer.
La
palabra difícil aparece en el camino cuando nos empeñamos en avanzar solos o en
ir más a prisa.
La
desilusión aparece cuando al llegar a un paisaje maravilloso o a unas vistas
espectaculares y no encontramos con quién compartir la belleza y la alegría de haber llegado hasta allí,
simplemente porque nos empeñamos en ir a nuestro ritmo, olvidando que lo más
importante era permanecer juntos todo el camino.
Para
los que se encuentran en la línea de salida dispuestos a emprender ese camino,
el camino del noviazgo o mejor aún el del matrimonio, no os preocupéis por lo
que lo llevaréis en la mochila o por como son los zapatos, lo importante para
este camino es que desde el principio vayáis al mismo ritmo, miréis en la misma
dirección y decidáis juntos que camino coger.
Si
ya has emprendido el camino y piensas que es largo y difícil de recorrer,
piensa en el garbo, la ilusión y las ganas que os acompañaban cuando
comenzasteis a andar, tal vez sea un día nublado, o este lloviendo, o hayáis
perdido el norte, pero como dice la tradición popular, después de la tormenta
viene la calma, y como en cualquier camino y con más razón en este también es
necesario parar, descansar, volver a coger el mapa y volver a retomar el rumbo.
Las
personas tenemos capacidad para aprender todo lo que queramos aprender y una de
las cosas más importantes que no podemos olvidar es la aprender a querer.
Negarse o resistirse a ello sería endurecer el corazón, sería como empeñarse en
conducir sin gasolina, o como hacer una receta exquisita y olvidar la sal…
estaría dejando de ver la vida de color para verla en blanco y negro.
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