Día del padre. El papel de los padres solo el tiempo nos hace valorarlo.
Tal vez fue una mera
casualidad pero nacimos el mismo día.
-Alfredo, te
estas haciendo mayor.
Serán muchas las
cosas que pensará mientras se afeite, pero puede estar tranquilo. No todos nos
miramos al espejo tranquilamente.
De lejos se oye
como ella, su mujer, empieza a llamar a su hijo para despertarlo, poco a poco
lo va levantando, con cariño, despacio, aún es pequeño aunque el dice que ya no
es un bebe, y tiene razón.
Con su chándal
puesto y con los cordones desabrochados se acerca al baño y mientras se frota
los ojos y bosteza, le sonríe y le dice:
-Papa,
felicidades, hoy es el día de los papas!
Hay muchas cosas
que se pueden improvisar, una entrevista de trabajo, una cita con un cliente,
una conversación con un amigo, una receta… pero lo de ser padre no tiene
improvisación que valga. Desde el día en el le dijo sí quiero, a ella, a su
futura mujer, comenzó a ser padre.
Ser padre es construir una nueva vida, que llegamos a valorar más que la nuestra. |
Son muchos los
detalles a destacar de la figura de un padre, son muchos los detalles que solo
el cariño explica, son muchas las lecciones que nos enseñan y en lugar de
agradecérselos, nos cruzamos de brazos pensando que son ogros.
Los padres hacen sentir que somos grandes, muy grandes. |
En cada familia
el padre tiene un lugar, un sillón, una jarra de cerveza…la jarra de papa, el sitio
de papa, el coche de papa…
Cuando somos
pequeños los superhéroes parecen pequeños al lado de “mi papa”, cuantas veces
llegamos a casa llenos de churretes y le contábamos a nuestro padre como nos
habían quitado los juguetes, el simplemente nos abrazaba y mientras nos daba un
beso decía:
-Verás como vaya,
se va a enterar, ¿pero como se atreve a quitarle los juguetes a mi niña?
Cuando de pequeña
jugamos a los papas y las mamas, simplemente imitamos a esas personas que nos
enseñan a andar por esta vida, y nos resulta fácil o incluso divertido, porque
nuestros modelos son ejemplares, porque queremos ser como ellos.
Luego crecemos y
en ese momento en el que salimos de casa, empezamos a valorar la importancia de
tener un buen padre, una familia, a la poder acudir.
Para ser padres
no hay manual de instrucciones, no hay cursillos sobre como ser padres
perfectos, ya que no hay dos hijos iguales, y ahí está el arte de ser un buen
padre, en atender y educar a los hijos por igual, sabiendo que son diferentes.
Combinar el
cariño con la exigencia no es fácil, aconsejar a tus hijos y dejar que ellos
elijan tampoco, ver como se hacen mayores y forman su propia familia es
gratificante.
Los padres son
esas personas que siempre van por delante. Él es una de esas personas a las que
voy siguiendo el ritmo, intentado mirar sus huellas para quedarme con lo mejor
de cada una.
Cuantas noches
habremos pasado agarrados a las sábanas, quietos, sin inmutarnos por pensar que
había algún monstruo en la habitación. Un grito, un nombre, el de papa… y acto
seguido los monstruos parecían desvanecerse.
Siempre me ha
gustado soñar, pero todos los sueños cobran valor cuando se dejan ser oídos por
alguien, gracias por escucharnos. El valor de la escucha, el de escuchar a los hijos no es deber por
parte de ellos o un derecho de los hijos a ser escuchado, creo que esta dentro
de nuestra condición de personas, los hijos serán lo que los padres sean y sin
esos diálogos, sin esas discusiones a veces necesarias, solo por el hecho de
aprender a pedir perdón y de forjar el carácter, la relación de padre e hijos puede quedar
empañada por la superficialidad y entonces crecemos en una atmósfera gris,
vacía de tantos detalles que solo un padre puedo dar.
Precioso cómo siempre e imagino que lo has escrito veloz y deprisa. Anda que si tuvieras todo el tiempo del mundo ¡¡¡ nos dejarías sin aliento con cada palabra tuya, con cada reflexión, con ese entusiasmo y generosidad que tiene cada sílaba impregnada.
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