Llegar a Santiago. Conquistar el camino. #Caminodesantiago #felicidad #sicuestavale

Mientras remueve el café sigue recordando entre risas esos días que fueron las primeras pinceladas de su historia.

Da miedo emprender el camino sin saber como son sus  recorridos o lo que hay antes de llegar al siguiente pueblo, pero el atractivo por conquistar la ciudad, la ilusión de llegar y descubrir las hazañas de cada día puede más que cualquier temor.
Cada caminante siga su camino. Camino que se hace al andar.


Los campos verdes, los caminos señalados, los albergues y los peregrinos fueron protagonistas de una gran historia sin apenas saberlo.
Dejaron atrás el humo gris de la gran cuidad, la rutina de los días, el tráfico, el bullicio de la gente cambiándolo por la rutina de sus pisadas, el aire puro y la gente genuina de cada pueblo. Serían solo un par de semanas, pero suficientes para entrever que las cosas iban a cambiar.

Emprender el camino. Todo aquello que se comienza tiene valor ya que no todo el mundo sabe lo que significa llegar a la meta. Empezar es fácil pero esperar a llegar es propio de una personalidad madura y quizás ahí esté la diferencia.

Andar, andar y andar, muchos creen que hacer este camino es algo rutinario y aburrido. Los verdaderos caminantes saben que solo quien con sus pisadas va abriendo paso es el que descubre que ser peregrino es atreverse a pensar y vivir la vida de otra manera. Es decir, siendo protagonistas de una historia donde el escenario es necesario pero no es lo principal ya que puede cambiar. Pero no importa, solo los valientes pueden improvisar.

Santiago, una cuidad con encanto, el tiempo, los paisajes, su gente y todos esos peregrinos que ambientan sus calles. Los peregrinos llevan consigo el cansancio del camino pero a la vez sus caras muestran la felicidad y satisfacción que recogieron por las distintas etapas.
 
Elegir bien que llevar, a veces no todo es necesario.


Último día, próximos a Santiago. A él ya poco le importaba, solo llegar con buen ritmo y con lo que había guardado durante todo el camino. Los kilómetros empezaron a disminuir y la tierra del camino se convirtió en asfalto.
Gente, coches, ruido, rutinas diferentes, por fin habían llegado. Todo les indicaba el recorrido hasta la Plaza del Obradoiro y tras girar la última esquina, sintieron una gran acogida, que solo al contemplar la fachada barroca y mirar al cielo se puede entender.

Hacer el camino es tener un motivo, llegar es motivo de dar gracias.

Después de contemplar el ambiente y todo lo que les rodeaba con detenimientos saca con cuidado lo que había guardado durante todo el camino, quedaba una petición más, una nueva conquista.
De rodillas delante de ella, le vuelve a pedir que sea su compañera de camino, pero ahora para toda la vida. 

También les dio vértigo emprender el camino hasta Santiago, pero el miedo a perder o a perderse es como tener miedo a dejar de respirar, es como elegir si cruzar el semáforo o esperar. Decidimos y vamos construyendo con cada decisión. En este camino todo vale, los aciertos y los errores, es más estos nos pueden hacer mejores.

Esa noche los tunos recorrían las calles, las luces vestían cada esquina y rincón de la pequeña ciudad. Ella lucía una sonrisa que apenas cabía en su cara, aceptar recorrer el camino con él había sido el mejor pincel para dibujar la felicidad.




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