La inspiración y el campo de batalla. #creatividad #inspiración #inteligencia

Lo miraba como si fuera la última vez que lo fuese a ver. Habían sido muchos los lápices que habían pasado por sus manos durante aquellos años. Desde que decidió ser escritor el lápiz fue su mejor aliado; ni siquiera el ordenador o la tablet había conseguido sustituir a ese pequeño trozo de madera.



El escritorio donde trabajaba casi siempre se encontraba despejado, apenas necesitaba llenarlo de libros donde fijar su mirada para buscar inspiración. Pero semanas atrás se fijó en como el polvo parecía acumularse en los rincones, y con este las ideas que desde siempre le habían acompañado. Todo y todos sus personajes parecían haberse quedado congelados por la falta de luz y de calor que habían llenado sus historias.
El tiempo siempre había corrido de su parte, pero ahora, justo cuando más lo necesitaba, parecía correr a prisa, tanto que las horas que dedicaba a gastar sus lapices se habían suprimido.

Habían sido unos días intensos, pero en ese momento solo podía esperar. Sabía que las esperas no eran inútiles, sabía que muchos de sus historias se resolvían cuando los personajes esperaban de la manera más acertada. Cuando no se rendían en el campo de batalla, o cuando esperaban a que terminase la guerra o... miles de historias con final feliz.
Mientras cambiaba el lápiz de mano pensaba que al igual que todas esas historias la suya podría tener un final.
Se encontraba en un campo de batalla nuevo, portando una gran armadura, pesada, pero necesaria para ganar el combate, una lanza, un escudo, una antorcha para ver el camino. Cerró los ojos y se imaginó en una de sus historia, ¿que harían sus personajes? ¿Como seguían campo a través cuando ni siquiera sabían por donde ir? ¿De donde sacaban esa esperanza para seguir sin saber el final?
Los personajes nunca se rinden, siguen las pisadas de su autor.
Y entonces en medio de ese campo de batalla, recordó que todo guerrero lleva en su bolsillo una libreta. Volvió a prisa a su escritorio y con ayuda de su lápiz, comenzó a escribir.

La inspiración es lo último que se pierde. La imaginación, la inspiración, las ideas también necesitaban afilarse como ese lápiz que siempre acompaña al buen escritor. El polvo sólo puede dejar que el lápiz parezca viejo, pero no inútil. 



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