Saborear lo de cada día. Vivir en presente #momentos #lodecadadía

Los primeros y los últimos momentos nunca se olvidan.

El primer bocado, el primer sorbo de café, la última cucharada de un postre, la primera carcajada después de abrir un regalo, el último suspiro tras reírse un buen rato, la primera lágrima que baja por la mejilla cuando sin querer nos emocionamos, la primera mirada de esa persona que estimas, el último beso, la primera foto, el primer tropiezo, la primera vez....
Esperar y esperar a que llegue ese momento que tanto esperabas.

¿Y que son los momentos, si no esos pequeños instantes que dan sentido a la vida?


Me gustaría pesar los momentos, o mejor dicho me gustaría cortarlos, para saborearlos poco a poco, para no dejar pasarlos y entonces, hacer que toda la vida tenga sentido.
La vida, los días son sucesiones de momentos, llenos de sentimientos, cargados de lenguaje no verbal, que son como esas salpicaduras del pincel de un artista cuando se empeña en pintar rápido.

Acabar, empezar, continuar.
Hemos emprendido un nueva etapa, ya sabemos que volver de las vacaciones es como volver a subir la noria, y eso nos gusta.
No buscamos coleccionar momentos, tampoco buscamos vivir rápido, pero sí con pasión, dando sabor a la vida. Y por esta razón quizás lo primero que tengamos que empezar a hacer sea aprender a saborear los dichosos momentos que valen más lo que creemos.

Me gusta ver como los niños piden con insistencia el helado de su sabor favorito, o como se niegan a comer eso que ni siquiera han probado pero que ya saben que esta malo.
Me gusta ver a los grandes cocineros poner el último detalle en el plato, o ver a mi abuela echarle ese puñado de sal a las comidas para que solo sepan a ella.
Me gusta observar la cara de esas personas que cuando llegan a la mesa quedan paralizadas por los detalles que se encuentran. A la vez me sorprenden ese tipo de personas que solo saben exigir cuando llegan a la mesa o cualquier lugar.

La diferencia esta en el tiempo que tardan en saborear, en el tamaño del bocado, y en el sabor que han elegido poner a sus plato. Empezar una nueva temporada, cambiar de etapa, puede ser buen momento para plantearse como aprender a saborear cada momento:

-Elije el plato adecuado:
En definitiva uno es lo que va decidiendo en su día a día.
Cambiar la actitud. Creo que todo sabemos mucho sobre actitud, pero no siempre damos con la tecla. Elegir una u otra actitud varia tanto como ese puñado de sal que cambia el sabor de cada comidas.
Las comidas nos gustan en su punto. Nadie elige un plato quemado o crudo, nadie elige una cara larga o una contestación brusca.


-El tamaño del bocado:
Nacimos para hacer cosas grandes, nacimos preparados. Pero necesitamos aprender. Continuamente aprendemos, y eso es lo que nos diferencia a unos de otros.

Quien no aprende no se ilusiona, quien no se ilusiona no encuentra el éxito. Es bueno partir de que el éxito es la conquista de esas metas que dan sentido a lo que buscamos.

Podemos tener grandes ambiciones, metas altas, proyectos a los que aspirar, pero estas a su vez están hechas de pequeñas metas, pequeños pasos que nos van dejando paso, para que poco a poco, divisemos grandes horizontes.



-Saborear cada momento:
Saborear, mirar, contemplar, pensar. Son palabras cortar pero intensas, que necesitan llenarse para que cobren sentido, necesitan del tiempo, necesitan hacerse, realizarse.
Saborear es darse a pause para disfrutar del momento, para vivir con pasión ese momento, vivir en presente, hacer lo que tengamos que hacer sin que nada externo o interno puede ser un obstáculo.


Saborear, no es solo ingerir un alimento, mirar no es solo ver un paisaje o un atardecer, pensar no es solo organizar la jornada o un trabajo.

La persona está hecha para dar sentido a esas palabras. Solo quien sabe mirar, pensar y saborear sabe de que va la vida.
Piensa cuando fue la última vez que saboreaste algo, un café, un trozo de tarta, algo dulce o salado, sólido o líquido.
Cuando hablo de saborear me refiero a cuando fue la última vez que disfrutaste de algo sin que el móvil, o cualquier otro asunto ocupara tu cabeza robándote parte de tus sentidos.

Las circunstancias influyen, y podemos caer en el error de querer ir al ritmo de los demás, de querer comer más de la cuenta, o de saborear dos momentos a la vez... Hechos que en definitiva no nos dejarán poner toda la atención en el momento presente, sin darnos cuenta de que quedaremos empachados, y acabaremos perdiendo esa sensibilidad para saborear lo de cada día.

Animo, acabamos de empezar una nueva etapa!


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