¿Por qué las fresas saben a verano? #fresas #verano #descanso
Me
gustan las fresas por muchos motivos, entre ellos porque saben a
verano, porque desde que están en la mata hasta que llegan a la boca
son una intriga. Su sabor me intriga, además son creativas, son
diferentes y eso me gusta.
Saben
a verano.
De
pequeña, en el huerto de papa solía haber de todo. El agua, el buen
tiempo y el cariño hacían que todo creciera a lo grande, los
calabacines, los tomates, las berenjenas, todo, cambiaba de tamaño y
de aspecto de la noche a la mañana. Sin embargo las fresas estaban
en un lugar apartado, fresco, sólo para ellas. Creo que esa
exclusividad las hacía especiales desde el primer momento, de ahí
la impaciencia por comérmelas a escondidas con mi hermana.
Un
sabor que intriga.
Me
intrigan, al igual que tantas cosas que encuentro en los escaparates
de los supermercados, pero estas aún más, quizás sea porque son
muchas las maneras de presentarlas en un plato o porque siempre se
reservan para el final... o por otras muchas cuestiones.
Me
intrigan no sólo su aspecto, sino el sabor. Algunas más dulces que
otras, pero las que más me gustan son la que saben a verano.
Esas
son las que están justo en la parte de arriba, las que te comes a
deshoras, en cualquier momento y sin venir a cuento.
Todavía
me sigo preguntando porque saben verano, y no lo se, quizás sea el
color, o el sabor, o los recuerdos que traen consigo.
Además
de todo esto, las fresas esconden muchas cosas más, pero me quedo
con la mejor parte, la de que saben a verano.
De
repente dejo de fijar la mirada en la caja de fresas que tengo enfrente para poder continuar de camino a casa. Solo un semáforo, una
parada y muchos los sabores y momentos que he vuelto a recordar.
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