Volver a escuchar tú canción favorita. #vacaciones #rutina #noria
Cuando
me levanté por la mañana ya sabía que el día iba a ser diferente.
Se nos acaban las vacaciones. Las maletas se habían quedado
preparadas la noche anterior y la cafetera estaba puesta. Ayer entre
risas nos quitamos las palabras unas a otras, nos faltan oídos para
oír las anécdotas que habíamos vivido durante estos días.
Pero
al igual que un buen café siempre llega al final, los buenos
momentos también.
Nos
montamos en el coche y después de divisar la estepa infinita que
dejábamos a los lados, fuimos abriendo una nueva etapa.
Como
era posible que en apenas unos kilómetros todo cambiase tanto? El
paisaje, las personas, la tranquilidad del ambiente, la dirección
del aire y el sentido de la vida.
Mientras
repasaba las fotos de la galería, no podía dejar de sonreír como
una idiota, aunque eran momentos pasados mi mente los revivía como
si fuesen presentes.
En
el asiento de copiloto los viajes son diferentes. De pequeña los
viajes en coche era divertidos, los paisajes captaban toda nuestra
atención y si por casualidad aparecía en aburrimiento siempre
estaba la opción de dormirse. Cuando aprendí a conducir, aprendí
que no solo llevas un volante, pero claro, esas cosas de niños no se
entienden.
El
asfalto de la carretera cada vez era más nuevo, los peajes me
permitían por unos instantes poner los pies en tierra firme, al
menos para saludar con educación al señor de la cabina. Después
volví a subir la música para seguir sintiendo esa sensación que
solo se tiene cuando vuelves de vacaciones.
Abrí
la ventanilla para renovar el aire y ya olía de manera diferente.
Quedaban pocos kilómetros los suficientes para terminar de hacerse a
la idea de que nuestra nueva etapa estaba a punto de empezar.
Miré
el móvil y por unos minutos perdí el sentido. Cuando desperté los
edificios estaban a derecha e izquierda, la velocidad había
disminuido y las ganas de llegar también.
Las
callejuelas hasta llegar a casa no habían cambiado, la gente, el
ambiente, todo seguía igual. Mientras me quitaba las gafas de sol,
iban volviendo las ganas de volver a querer lo que nunca dejé de
querer, eso que llaman rutina, pero que no es rutina.
Irse
de vacaciones no era sinónimo de no hacer nada, me había encontrado
con muchos personajes en todos esos libros de aventuras y historias
reales, había conocido pueblos y paisajes nuevos y lo principal,
había vuelvo a cambiar el punto de mira hacía las cosas de cada
día.
Un
año más volvemos a llegar a casa después de vacaciones.
Te recomiendo!
Qué buenas vacacioneeeessss!!!!
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