Exploradora de mi propio cuento

Mensajes, rápidos, cortos, cargado de información o vacíos, a todas horas y a tan solo un clip. La vida sin los móviles era más fácil, piensan algunos mientras sacan de su bolsillo el móvil como si una cadena les sujetase a este. Otros sin embargo piensas, menos mal que existe el móvil, hemos avanzado muchísimo y nos comunicamos mucho más rápido que antes. Y ambos tienen razón, pero en el fondo ¿que no esta pasando?

Las famosas rosquillas. Hay recetas que nos pasan desapercibidas para ningún paladar, las rosquillas son una de ellas. Mi recuerdo sobre las rosquillas esta protagonizado por un personaje muy especial, mi abuela. Recuerdo esas tardes cuando al llegar a casa su casa olía a rosquillas, a aceite, a café. La televisión de fondo, la mesa de camilla preparada y mi abuela con su delantal ponían inicio a una buena tarde.  Os dejo con esta receta que seguro que a muchos de vosotros os trae también buenos recuerdos.

Hay momentos delicados. Cuando encuentres uno de ellos,  agárralo  y  guárdalo no para esconderlo sino para que te haga mejor persona. La primera respiración al nacer, el primer abrazo a un ser querido, el primer beso cuando eres niño, la mirada de complicidad con la persona amada, un reencuentro, una despedida y un último suspiro.

Lo miraba como si fuera la última vez que lo fuese a ver. Habían sido muchos los lápices que habían pasado por sus manos durante aquellos años. Desde que decidió ser escritor el lápiz fue su mejor aliado; ni siquiera el ordenador o la tablet había conseguido sustituir a ese pequeño trozo de madera.