Año nuevo, cima nueva.
Al parecer tienes prisa por irte.
Te vas y a penas dejas tiempo para las despedidas, pero bueno, parece que traes
buenas noticias…
Y entonces pusiste sobre la mesa una caja que
ponía;
365 nuevas oportunidades para
vivir lo de cada día con ilusión.
Firmado; 2014.
Lo miré y decidí sentarme a un lado para descansar. El 2013 ha sido
como una gran montaña que sin conocerla muy bien, nos propusimos subir. Lo de
subir una montaña tiene distintas etapas, no se sube de golpe, por eso este
2013 se ha caracterizado por todas y cada una de su etapas. Y aunque nos haya costado subir
una más que otra, tengo que decir, gracias porque de todas aprendimos algo.
Subir una montaña es una experiencia única, caben toda clase de
momentos. Subir una montaña, no solo es mirar a un lado y a otro y disfrutar de
las vistas, subir una montaña tiene sus momentos críticas, sus ganas de querer
abandonar, sus desalientos.
Durante esta etapa nos hemos podido sentir pequeños en algún momento, porque allí
arriba hay momentos en los que todo no es como habíamos imaginado, y eso puede
traer consigo un poco de decepción.
Tras detenernos un rato en una parte de la montaña, echando la mirada
atrás, pensamos que al final todo depende
de cómo se miré y decidimos reanudar la marcha, seguro que merecerá llegar a la
cima y al final, así fue.
También hubo momentos en los que nos hemos sentido grandes, porque conseguimos lo que nos habíamos propuesto y no solo lo hicimos, si no que además disfrutamos y aprendimos de lo
que habíamos conseguido.
Momentos anecdóticos, momentos con personas inolvidables a las cuales
no vamos a olvidar y de las cuales pienso, por lo menos yo, seguir aprendiendo, porque aunque haya
llegado a esta cima, subiré muchas más, y seguro que esos consejos, sus
experiencias, su cariño, su trabajo nos sostendrán en más momentos del camino.
Como siempre acabamos el año con
un poco de romanticismo, echamos la mirada atrás, inundando la memoria de
recuerdos y de en un sin fin de momentos inolvidables. Momentos que se quedaron
cortos a lo que habíamos imaginado.
Y entonces decimos;
-Pero bueno, ya todo ha pasado.
Suspiramos, y buscamos nuevos
propósitos, metas grandes que alumbren el nuevo año.
Año nuevo, vida nueva. Prefiero,
año nuevo, cima nueva. Por que, de que me sirve buscar otra vida?, si está todavía tiene nuevos horizontes por descubrir.
No vale pensar que vamos por mal camino, o que no hemos seguido la dirección correcta. No vale tirar la toalla y no querer volver a empezar.
Por muy malos momentos que hayamos
vivido este año, siempre nos quedaremos con los buenos, por eso las despedidas
se acompañan de la palabra GRACIAS.
Gracias a todas las personas que con su ejemplo me han enseñado más que todos los libros del mundo, gracias a mi familia que siempre saben donde acertar.
Gracias porque nos vuelves a dar 365 días para descubrir que el 2014 viene lleno de ilusiones que tendremos que descubrir.
¡¡¡Feliz año a todos!!!
Y gracias a tiii!!!
ResponderEliminar