El belén de mi casa es especial.
Como
cada año ya ha empezado a poner su belén. Desde el sofá va divisando el
escenario para esas figuritas que pasarán a ser protagonistas de una gran
evento.
Llegadas
a estas fiestas, casi todos empezamos a decorar la casa, para crear un ambiente
acogedor y familiar, que nos hace preparar esos días que son especiales. El
árbol de navidad, las coronas navideñas en las puertas, el papa Noel… todo eso
más o menos ya está montado, pero poner el belén?
Lo
de poner el belén no es fácil, podemos convertirlo en algo simbólico, ponerlo
como cada año y dejar que adorne un hueco más del cuarto de estar o hacer de
ese pequeño rincón nos transmita algo más.
Después
de mirar la mesa donde va a poner el belén sube al altillo donde encuentra las cajas,
pesadas y bien envueltas que guardó el año pasado, allí están las figuras. De
fondo suenan villancico y a medida que va bajando las cajas la casa se va
llenado de un cierto ambiente navideño.
Mientras
tararea ese villancico que le recuerdo a su infancia va colocando el musgo y
los troncos que ayer mismo cogió del campo. Pero este año quiere que sea
diferente, va a poner algo nuevo, una pequeña fuente, donde tantas lavanderas
irán a lavar la ropa, donde los patitos y demás animales de Belén acudirán a
beber y a lavarse, para preparar el gran día.
María,
José, el niño, los reyes, los pastores, las ovejas, los patitos… cada una de
las figuritas pintadas a mano y con algunos que otros retoques. Las vuelve a
mirar una a una como si fuesen nuevas y mientras, se toca la barba en busca del
lugar idóneo para cada figura, este año será especial.
Papel
de montaña, el serrín, el cielo, las luces, el arroyo simulado con las pequeñas
piedras, la fuente, todo esta preparado.
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